Tesoros del Palau

Modernismo y modernidad

La historia del Palau de la Música Catalana y del Orfeó Català se escribe con documentos excepcionales: testimonios concernientes a las personalidades que estuvieron presentes en su fundación; documentos que muestran los vínculos que el Palau de la Música Catalana estableció con los compositores de la modernidad, o con célebres solistas, como Wanda Landowska y Blanche Selva; y finalmente, programas de concierto y documentos iconográficos.

Autógrafo de Déodat de Séverac, donación de Blanche Selva

Fiel a sus orígenes nobles en el Languedoc, Déodat de Séverac (1872-1921) estuvo muy vinculado con la Cataluña del Sur. Establecido primero en París y posteriormente en Ceret, fue amigo de Isaac Albéniz, Ricard Viñes o Manolo Hugué. Séverac había estudiado en la Schola Cantorum de París, donde fue además asistente de Isaac Albéniz cuando éste impartía clases de piano. Lideró el movimiento cultural francés a favor de la música regional y la descentralización musical y llegó a proyectar una Escuela Mediterránea de Música que debía tener como centro Barcelona, de la cual sus diferentes establecimientos se extenderían desde Marsella hasta Valencia. A su muerte, la también “scholista” Selva recuperó el viejo proyecto. Instalada en Barcelona desde octubre de 1924 hasta la guerra civil, llevó a cabo una intensa actividad pedagógica y de conciertos.

Donación de Selva es el manuscrito autógrafo de “Vers le mas en fête” de la suite para piano En Languedoc. La integral fue estrenada en la Schola Cantorum el 25 de mayo de 1905 por Ricard Viñes, a quien va dedicada la obra. El Manuscrito escrito con tinta negra, tiene a lápiz indicaciones de reparto de compases para la edición de Rouart Lerolle (1905). El nombre del compositor se añadió más adelante, también a lápiz. Conlleva tres subtítulos que indican el contenido emotivo de la música (“Par le chemin du torrent – Halte à la fontaine – Le mas en fête”). Si bien parece fruto de una natural improvisación con temas siempre renovados y de diferentes luminosidades, mantiene una fuerte unidad poética. Maestro en el arte del clair et confus, la obra de Séverac requiere un gran dominio de los pedales, en el que tanto Selva como Viñes sobresalían.