Tesoros del Palau

Por nuestra música

Un momento capital de la historia de la música catalana se encuentra representado por el fondo de manuscritos autógrafos de Pep Ventura, rico en partituras de sardanas. Gracias a las campañas para recoger testimonios vivos de la música popular catalana, se publican cancioneros o se editan obras musicales destinadas a los jóvenes.

Sardana de Juli Garreta

El mismo año de la muerte de Pep Ventura, nace Juli Garreta (1875-1925) en Sant Feliu de Guíxols. Relojero de oficio, empezó a componer sardanas en 1897. Escribió alrededor de unas ochenta, aunque eran poco valoradas por los sardanistas, pues se quejaban de su dificultad para el baile. Su lenguaje aporta innovaciones consideradas demasiado osadas, e incluso tildadas de wagnerianas. Se tardaría en valorar su aportación real, a pesar de que Stravinsky elogió sus cualidades sonoras durante su visita a Barcelona (1924).

El repertorio de sardanas tuvo mucha difusión más allá del ámbito sardanístico a través de las versiones para piano que se editaron. Este ejemplar, publicado en Sant Feliu de Guíxols por la asociación Foment de la Sardana, incluye una elegante portada Art Nouveau, obra de E. Prats. Contiene una dedicatoria autógrafa del autor “Al más grande violonchelista D. Pau Casals”, con quien le unía una sincera amistad.

Garreta es asimismo autor de canciones y de una interesante obra sinfónica y de cámara, conservándose gran parte de la misma en la Biblioteca del Orfeó Català, donación de su viuda. Consigue unir características rítmicas y melódicas de claro ascendente catalán en estructuras musicales mucho más ambiciosas a través de un dominio del lenguaje orquestal inusual para un músico que se calificaba a sí mismo como un aficionado. Garreta consiguió elevar la sardana, integrarla en el repertorio de concierto internacional y equipararla a otras producciones europeas de prestigio (se estrenaron obras suyas en París con un notable éxito).